Reducción de las Corrientes de Arranque:
Se logró una notable reducción de las corrientes de arranque, que, sin el arrancador suave, normalmente habrían sido de 6-8 veces la corriente nominal del motor. Con el arranque progresivo, estas corrientes se mantuvieron a niveles mucho más bajos, evitando picos que podrían haber dañado otros equipos o sobrecargado el sistema eléctrico.
Minimización del Impacto Mecánico:
El arranque suave redujo considerablemente el impacto mecánico en los acoplamientos, reductores y otros componentes del sistema. Esto evitó los golpes bruscos típicos de los arranques directos, lo que resultó en un menor desgaste de estos elementos y prolongó su vida útil.
Aumento de la Vida Útil del Motor:
La implementación de arrancadores suaves contribuyó a reducir el estrés térmico y mecánico en el motor durante el arranque, lo que resultó en una mayor durabilidad del equipo. De este modo, se previnieron daños comunes por sobrecalentamiento y sobrecarga en los arranques repetidos.
Optimización del Consumo de Energía:
El arranque controlado permitió una mayor eficiencia energética, especialmente en las fases de arranque, al evitar los picos de corriente. Esto no solo benefició la estabilidad de la red eléctrica, sino que también contribuyó a reducir los costos operativos al mantener un consumo de energía más uniforme y bajo.